La psicóloga Vania López, de Habilmind Santillana, plantea que es importante que los niños y jóvenes se desconecten del trabajo escolar y que utilicen el tiempo para descansar. No obstante, es necesario que mantengan, con algún grado de flexibilidad, rutinas de descanso, de alimentación e higiene, junto con desarrollar pasatiempos.
Las vacaciones de verano de los escolares son extensas. Los casi tres meses de receso de actividades representan un cuarto de año. Por eso, a veces surgen interrogantes, especialmente en las familias, sobre qué hacer con los niños y jóvenes. Desde Habilmind de Santillana, la psicóloga Vania López entrega algunas sugerencias que pueden ayudar a aprovechar el tiempo, pero con equilibrio y flexibilidad.
“Es importante que este período de vacaciones sea visto como un tiempo de descanso para los niños y los jóvenes, ya que ellos también han vivido, probablemente, temporadas de estrés donde se han esforzado bastante. Sabemos que el currículum escolar es extenso”, advierte la experta.
Se trata de un descanso intelectual para recargar energías y retomar luego la actividad habitual del año. Este tiempo de ocio también pueden ser un espacio de aprendizaje, dice la experta. Por ejemplo, explica, en el ámbito de las relaciones interpersonales, del conocimiento de límites, de estimulación del cerebro a través de actividades recreacionales.
De esta forma, agrega, en vacaciones se pueden reforzar los aprendizajes académicos estructurados, que se generan durante el año escolar, a través de actividades prácticas, como juegos de mesa o de cartas, a través de los cuales se pueda trabajar y estimular las matemáticas. También incentivar la lectura, pero como recreación y de carácter voluntario.
Rutinas y hábitos
La psicóloga también dice que hay que considerar el rendimiento escolar para determinar el tipo de actividad. “Hay especialistas que plantean que es importante que existan rutinas de estudio en niños y jóvenes que han presentado dificultades durante el año escolar, pero que deben ser rutinas no muy extensas, para que se respeten los tiempos de descanso y vacaciones”.
Debe ser un acuerdo entre los menores y sus padres o su familia, estableciendo horarios para desarrollar actividades de estudio, pero siempre conversado desde la situación particular de cada niño o joven, acota.
Otras rutinas que son importantes, aunque con cierta flexibilidad, son las que tienen que ver con la calidad del sueño. “Sabemos que los menores, dependiendo de la edad, deben dormir una cierta cantidad de horas para que puedan tener un desarrollo integral en relación con su salud y estado emocional”, señala la psicóloga.
Los hábitos de higiene personal también son importante que los continúen y refuercen en este periodo de vacaciones. Por otra parte, que también que puedan, según la edad, colaborar en tareas de la casa, como ordenar o ayudar a poner la mesa. En dicho sentido, refuerza la especialista, lo ideal es que siempre sean acuerdos y no imposiciones.
La alimentación, si bien se relaja en el periodo de verano, debe tender a lo saludable, porque son niños, adolescentes o jóvenes que se están desarrollando.
Actividades al aire libre
Menos pantalla y más sociabilización con el entorno, recomienda también López.
El contacto con la familia, las amistades, los juegos, la conversación y realizar actividades al aire libre, como también tener espacio para lecturas voluntarias o visitas a museos, teatros u otra actividad cultural, son relevantes para reforzar habilidades sociales e intelectuales.
“El retorno a la rutina escolar se podrá enfrentar mejor cuando existe un estado anímico mucho más estable en los menores, cuando ellos estén mejor emocionalmente, tras haber recibido durante este tiempo de vacaciones amor, contención y hayan sido escuchados (…) si un niño llega con estrés a clases es un niño que no va a aprender”, concluye la especialista.