La edad en la que se genera el ciberacoso se adelantó en cinco años, plantea la educadora Marcela Momberg, autora de “Huérfano Digital” y “Educando a los Futuros Líderes”. Solo 1% de las víctimas denuncia, indica un estudio de Fundación Katy Summer.
El acceso y exposición a plataformas, redes sociales y dispositivos ha generado una serie de ventajas para obtener información y entretenimiento de manera rápida y fácil. No obstante, también ha provocado algunos problemas en los menores, como el ciberacoso.
Los antecedentes que evidencian el problema que ha generado la hiperconectividad digital son variados. De acuerdo a datos recogidos por la Fundación Katy Summer, publicados en 2022, un 63% de afectados conoce a su acosador, aunque solo el 1% de víctimas denuncia.
Un estudio de Fundación Focus, realizado en 2022 a más de 80 mil estudiantes, reveló que el 29% de los jóvenes de educación media dijo haber sido víctima de ciberbullying y que incluso el 50% de ellos declaró no haber contado su situación a nadie.
En la misma línea, el Estudio Nacional Sobre Ciberacoso en Pandemia evidenció que el 49% de los encuestados reconoció haber sufrido acciones de violencia en los canales digitales.
A ello se suma que el inicio del ciberacoso en poblaciones infantiles se ha adelantado en al menos cinco años. “Puede ocurrir en cualquier rango de edad, y aunque hace cinco años estaba situado alrededor de los 15 años, hoy es a los diez, debido a la hiperconexión cada vez más temprana”, plantea Marcela Momberg, quien lleva más de diez años explorando el fenómeno.
La experta agrega que existe un correlato entre aquellos niños, niñas y adolescentes que han crecido con alto uso de dispositivos digitales y el bajo desarrollo de habilidades sociales y la tendencia a la agresión digital. Por eso, remarca, el rol de los padres en la prevención es clave.
“Es posible educar a nuestros hijos en habilidades emocionales y sociales que les permitan afrontar el ciberacoso de manera efectiva y reducir el impacto emocional que pueda tener en ellos. Algunas habilidades emocionales que se pueden enseñar incluyen la empatía, la autoestima, la resiliencia y la comunicación asertiva”, dice.