El Gobierno presentó recientemente una serie de medidas para afrontar de manera multidimensional las brechas y rezagos que afectan actualmente al sistema educativo y, con ello, al proceso de enseñanza-aprendizaje de miles de niños y jóvenes. Experta de Santillana valora que uno de los ejes se relacione con aspectos socioemocionales.
El diagnóstico es claro. El cierre de los centros educativos durante la pandemia generó y aumentó una serie de problemas en el proceso de enseñanza-aprendizaje de niños y jóvenes; dificultades que tienen que ver con brechas y rezagos en distintas dimensiones y que han significado un verdadero “terremoto” en el sistema educacional chileno.
Por ello, el Gobierno presentó recientemente el Plan de Reactivación Educativa, el cual implica una serie de medidas en tres ejes clave: asistencia y revinculación de estudiantes excluidos, fortalecimiento de aprendizajes y convivencia y salud mental. Junto con estas medidas se conformará un consejo de expertos para que potencie el plan.
Desde Santillana, Vania López, coordinadora de formación de Habilmind, plantea que el Plan de Reactivación es una muy buena iniciativa, pues se hace cargo de factores como la convivencia escolar, que es parte de las interrelaciones que se generan en el día a día de la comunidad educativa y es desde donde se puede aprender a enfrentar lo adverso de buena forma y, con ello, influir en el buen desarrollo de los niños y jóvenes.
Citando un estudio de 2022 de la Defensoría de la Niñez, remarca la importancia de abordar la salud mental. Y es que en él se indica que 1 de cada 5 niños, niñas o adolescentes se encuentra con algún problema de salud mental, siendo el suicidio la segunda causa de muerte en los jóvenes.
Salud mental como base
“Promover aspectos relacionados con la educación emocional, a las competencias emocionales y sociales va a ayudar también a prevenir todos estos aspectos relacionados con la salud mental y finalmente van a sentar las bases de lo que tiene que ver con la apertura al conocimiento, al aprendizaje, a las relaciones sociales”, dice la especialista.
Además, una adecuada salud mental va a impactar en el aprendizaje y resultados académicos de los estudiantes. “Existen diversos estudios que demuestran que si no nos encontramos bien emocionalmente también estamos perjudicando procesos como la atención, la concentración, la resolución de problemas y también van a estar afectados aspectos como la autoestima, la seguridad y la motivación”.
En dicho sentido, la coordinadora de formación de Habilmind explica que promover la educación emocional ayuda a que los estudiantes puedan identificar sus emociones, gestionarlas y buscar estrategias para sentirse mejor y estar más predispuestos al aprendizaje.
Desde esta perspectiva, dice que el Plan de Reactivación Educativa va en una buena línea. No obstante, agrega, los resultados y tiempos para lograr el objetivo que da nombre al plan es relativo, pues dependerá de las características y estrategias propias de cada establecimiento y cómo se relacionan los planes de educación emocional, la gestión de convivencia escolar y el proyecto educativo.
En relación específica al eje de convivencia, la experta plantea que es crucial involucrar a todos los actores de la comunidad educativa, especialmente a la familia.
Medir para actuar
Para Vania López, además, es importante que se puedan establecer y realizar diagnósticos, desde los colegios, basándonos en los factores que influyen en el aprendizaje de los estudiantes, como los factores cognitivos, fisio-neurológicos, familiares y de ocio, competencias de los docentes y calidad del centro educativo.
Un diagnóstico permitirá cotar con información certera y concreta para la acción y para utilizar estrategias acordes y cuyos resultados se puedan monitorear y medir, concluye.